sábado, noviembre 28, 2015

De mi libreta morada CLVIII

miércoles 25 de octubre del 2006

La noche parecía fría, pero no lo era.
El reloj avanzaba lentamente.
Había quedado de verme con Paloma a las dos de la mañana y apenas era la una con doce minutos.
Me subí al Chevy, en el radio dijeron la hora y la temperatura: 19 grados. Abrí un poco la ventana. Por más despacio que me fui, llegué al centro de Santa Catarina a la una y media.
Fui a un Super Siete que está rumbo a la Huasteca y compré un café capuccino.
Me estacioné a una cuadra de la casa de Paloma, la una cincuenta, chin, todavía faltaban diez minutos. Le mandé un mensaje a su celular faltando dos minutos para las dos. Arranqué. Cuando llegué a su casa ya estaba afuera con una maleta y su enorme bolso de siempre.

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